La presidenta del Santander, Ana Botín | Europa Press

Santander, BBVA y Sabadell están llevando a cabo contrataciones de personal para cubrir vacantes tras los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) masivos llevados a cabo con motivo de la pandemia. Las tres entidades, en conjunto, han elevado en unos 2.000 trabajadores su fuerza laboral en España, según los datos recopilados por THE OBJECTIVE. Otras entidades, como Caixabank aún están viendo un recorte, ya que todavía no están ejecutando las salidas de los procesos de ajuste.

El incremento de la plantilla del Santander ha sido el más acusado. El banco ha sumado desde mediados del ejercicio pasado algo más de un millar empleados a sus filas. Tanto gestores comerciales como tecnólogos y de otro ámbito de actuación. Un número con el que acerca su número de trabajadores a las cifras anteriores al ERE que pactó a finales de 2020 con los sindicatos para algo más de 3.500 personas. Al margen de este proceso la entidad que preside Ana Botín también disminuyó su personal a través de prejubilaciones y salidas voluntarias ordinarias, una vía que explorará en los próximos meses de nuevo para un centenar.

Con todo, la plantilla del Santander en nuestro país se sitúa en 26.674 personas, pero hay que tener en cuenta que ha asignado a esta geografía trabajadores que dependían de otras áreas por distintos ajustes y motivos, como su banca de inversión en Europa. A finales de 2020 el Santander contaba con cerca de 27.000 empleados que dependían de la filial española.

Refuerzo del Santander en Madrid y Barcelona

El grupo cántabro, por ejemplo, puso en marcha en marzo un proceso para atraer a 300 empleados para puestos comerciales en Madrid y Barcelona. También este año ha abierto otro plan para contratar cerca de 500 profesionales con perfiles tecnológicos para impulsar la transformación digital.

BBVA no se ha quedado atrás en la carrera por fortalecer su plantilla tras el ERE de 3.000 personas y desde finales del ejercicio pasado ha aumentado su personal en 833 trabajadores en España. Con ello, el banco que lidera Carlos Torres cuenta con una fuerza laboral compuesta por 25.676 empleados.

BBVA, como el Santander, también ha apostado por sumar a sus filas a personal tanto comercial como tecnológico principalmente. En este sentido esta primavera puso en marcha la contratación de 350 gestores en sus oficinas, sobre todo para atender a los clientes de la tercera edad, y posteriormente otro de 400 trabajadores para puestos en el área de tecnología.

Por su parte, el Sabadell ha elevado en 225 el volumen de trabajadores tras culminar en menos de dos años dos ERE sucesivos para 3.400 empleados con los que reducir sus costes operativos. Ahora, desde marzo, registra una subida de su plantilla, hasta los 13.061 personas.

Las entidades lanzaron ERE para unos 19.000 trabajadores meses después de que estallara la Covid-19, con el fin de mejorar su eficiencia operativa y hacer frente a las consecuencias de la crisis. Además, con estos procesos se adaptaban al nuevo entorno cada vez más digital. Los ajustes de plantilla se acordaron en un marco general para cerrar más de 4.000 sucursales en todo el territorio nacional.

Ni en el Santander ni en el resto de competidores la red de sucursales ha sufrido cambios significativos con respecto a los planteados tras la clausuras pactadas, pero previsiblemente poco a poco irá mermando debido al impulso de las ventas por móvil e internet.

El personal contratado es más económico para los bancos que los trabajadores acogidos a los ERE, sobre todo en las áreas comerciales. Así, por ejemplo, BBVA está pagando un 74% menos a los gestores contratados esta primavera que la media retributiva del conjunto de trabajadores. El salario abonado no llega ni a los 20.000 euros.

Ll aumento de las plantilla tanto del Santander como de BBVA y el Sabadell se produce en un momento en que los sindicatos están exigiendo un esfuerzo a las cúpulas para reforzar el número de trabajadores ante el ascenso de la carga de trabajo tras los ERE. Además, están reivindicando alzas en la remuneración ante la pérdida de poder adquisitivo y la escalada de la inflación.

Los bancos, a través de las patronales AEB y CECA, abrieron una mesa de diálogo antes de verano para analizar la situación. Por el momento no se ha alcanzado ningún acuerdo y las entidades aún no han dado muestras de tener un interés en elevar los sueldos de los empleados. Los sindicatos ante esta situación está presionando con las primeras movilizaciones.

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