Oficina bancaria en Alcalá de Henares. (EFE)

Tres cada cuatro oficinas que se mantienen abiertas durante la crisis del coronavirus son de cajas. Solamente CaixaBank tiene tantas sucursales activas como Santander, BBVA y Sabadell juntos. Estos dos datos muestran lo distintos que siguen siendo los bancos de la AEB —Asociación Española de Banca—, que de media han cerrado la mitad de sus oficinas por el Covid-19, y las antiguas cajas —Ceca—, que mantienen abiertas el 90%.

Esta disparidad de estrategias refleja el quebradero de cabeza que ha tenido ante sí el sector financiero con la expansión de la pandemia y el anuncio del estado de alarma en España. Casi de la noche a la mañana, los bancos han tenido que decidir cómo seguir prestando el servicio —es uno de los denominados esenciales— minimizando los riesgos para sus clientes y empleados.

Parte de esta divergencia se explica por la capilaridad y presencia en zonas rurales de las antiguas cajas. CaixaBank es la entidad que mantiene una mayor red en España a pesar del confinamiento: 3.846 oficinas abiertas, un 88% del total y un 27% de todas las que hay activas entre los grandes bancos (las 12 supervisadas por el BCE). El grupo catalán llega a muchas localidades que se quedarían desbancarizadas en caso de que no abriera, con la circunstancia agravante de que en estas poblaciones hay mucha gente mayor con dificultades para usar las tecnologías.

Algo similar es por lo que han optado Ibercaja, con un 95% operativo de su red —1.050 oficinas—, la nacionalizada Bankia, con 2.000 sucursales abiertas, casi nueve de cada 10, y Cajamar, cuyo banco no es socio de Unacc (patronal de cooperativas de crédito) ni de la Ceca, sino de la AEB. Esta caja rural mantiene operativas 945 oficinas o agencias, un 89% de las disponibles antes de la pandemia.

Desde la Ceca, explican que los bancos de las cajas tienen una red más amplia y tienen que cumplir con la obligación del Banco de España de no dejar desatendidos los territorios y comunidades donde están. Además, añaden, hay oficinas que cuentan como abiertas pero no lo están al público, sino para atender telemáticamente cuestiones como la moratoria y los avales del ICO.

Fuentes de la AEB remarcan que sus asociados están enfocados en seguir cubriendo las necesidades de sus clientes, mientras cumplen las directrices de los supervisores y las recomendaciones sanitarias.

Las entidades que han considerado mejor estrategia cerrar temporalmente sus oficinas son las grandes de la AEB: BBVA, que opera con un 30% de sus sucursales —en torno a 800—; Santander y Bankinter, con cerca de la mitad, 1.730 y en torno a 180, respectivamente, y Sabadell, que tiene el 70% de las sucursales abiertas al público.

Desde Bankinter, explican que se está "intentado conjugar la prioridad de la prevención de la salud de los empleados con la obligatoriedad de prestar un servicio esencial". De ahí, añaden, "que se haya reforzado el trabajo a distancia [el 81% de su plantilla lo hace] y el horario de oficinas se haya reducido: de 8:30 a 14:00". Fuentes oficiales de Santander también explican que se han ido cerrando oficinas a medida que se iba comprobando la demanda de los clientes.

Impulso al teletrabajo

Las cajas medianas están todas en porcentajes de entre el 70% y el 80% de las sucursales abiertas: Kutxabank mantiene 550 entre Cajasur y las suyas, un 70%; Liberbank sigue con un 78% —435—, aunque un 25% solo abre dos o tres días a la semana y todas operan con un 25% de la plantilla; Abanca opera con un 80% —582—, del que cerca de un 20% está disponibles solo uno o dos días a la semana, y Unicaja mantiene abiertas un 82% —857—, aunque con distintos horarios y "con rotación de personal, con el objetivo de limitar el riesgo de contagios en empleados".

Desde el sector, apuntan que cada entidad está intentando minimizar el número de empleados que tienen que acudir cada día a las sucursales, con turnos rotatorios para evitar contagios. Así, a pesar de ser la entidad con más oficinas abiertas, la mitad de la plantilla comercial de CaixaBank teletrabaja. También se está intentando evitar que los clientes vayan a las oficinas o que lo hagan más escalonadamente, con campañas para adelantar las pensiones y un sistema de gestión de citas previas.

Los expertos dan por hecho que habrá un antes y después del coronavirus para las redes comerciales de los bancos. Todas están operando con relativa normalidad a pesar del cierre de sucursales y la rotación de trabajadores. Están demostrando a sus superiores que pueden ser más eficientes. Algo a lo que podrían aferrarse los bancos en los necesarios recortes de costes que estudiarán cuando amaine el temporal.

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