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El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, durante la presentación del el plan estratégico y los resultados del segundo trimestre de 2025. Alberto Paredes / Europa Press |
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Los analistas consideran que el compromiso del banco catalán de repartir 6.300 millones en tres años entre sus accionistas le puede dejar “debilitado” ante un cambio adverso en la coyuntura económica
Los directivos de Banco Sabadell creen que todo es poco para conseguir que sus accionistas no acudan a la opa presentada por BBVA, y el mejor reclamo para que no vendan es ofrecerles 6.300 millones de euros en dividendos entre 2025 y 2027. Una remuneración muy golosa que a muchos animará a mantener en sus carteras las acciones del banco catalán.
“El compromiso de Sabadell de repartir 6.300 millones de euros en tres años es un incentivo poderosísimo para no acudir a la opa. Esto supera con creces lo que muchos accionistas podrían haber esperado y compite directamente con el valor percibido de la oferta de BBVA”, afirma Antonio Castelo, analista de iBroker. También Javier Cabrera, analista de XTB, cree que Banco Sabadell “se está defendiendo bien con el incremento de la remuneración al accionista”.
Los 6.300 millones, distribuidos entre dividendos en efectivo y recompras de acciones, incluyen el reparto del 60% de los beneficios logrados entre 2025 y 2027, el de todo el capital que exceda del 13% y un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros por la venta de su filial británica TSB a Banco Santander.
Para 2025, el banco planea repartir 1.300 millones de euros con cargo al ejercicio actual mediante dividendos en efectivo y recompra de acciones. Al primer dividendo a cuenta, pagadero el 29 de agosto, se unirán otros dos ordinarios, según las previsiones de Sabadell y siguiendo la política de remuneración aprobada en la última junta de accionistas: uno el 29 de diciembre y otro a abonar entre marzo y abril de 2026. A esto se unirá la distribución del exceso de capital.
Para los dos siguientes ejercicios, 2026 y 2027, el banco catalán estima que retribuirá a sus accionistas con al menos 2.500 millones de euros. Una remuneración que el consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, ha calificado de “verdaderamente sobrecogedora”, al mismo tiempo que ha asegurado que su banco “no está tirando la casa por la ventana, pero la verdad es que lo parece”.
Los riesgos de un reparto tan generoso
El incremento disparado de los dividendos puede suponer cierto riesgo para el banco catalán, auguran los analistas. Este el se caso de Antonio Castelo, para quien una de las críticas que podría hacerse a la estrategia defensiva de Sabadell tras priorizar una alta remuneración al accionista es que estaría “sacando” una parte muy significativa de valor de su balance a través de dividendos extraordinarios y recompras de acciones, lo que podría hacer que “quedara más debilitado ante un eventual cambio adverso en la coyuntura económica”.
Esto se explica porque el reparto de dividendos extraordinarios y la recompra de acciones implican una reducción directa del capital o de los colchones de capital (fondos propios) del banco. “Si bien los ratios de solvencia de Sabadell son sólidos actualmente, retirar una cantidad tan elevada de capital disminuye la capacidad de la entidad para absorber pérdidas inesperadas y tendría menor capacidad para afrontar crisis”, advierte Castelo.
Argumenta que en un sector cíclico como el bancario, las crisis económicas originadas por recesiones, por un aumento del desempleo o una subida drástica de la morosidad, requieren que los bancos dispongan de capital suficiente para provisionar créditos fallidos y seguir prestando a la economía. Por ello, “un balance más ‘ligero’ de capital podría hacer que Sabadell fuera más vulnerable y tuviera que recurrir a ampliaciones de capital o a una contracción del crédito en un momento de necesidad, lo que sería perjudicial", recalca Castelo.
¿Un freno al crecimiento?
Otro de los problemas que Sabadell corre el riesgo de sufrir tras un reparto tan generoso es que “podría penalizar su crecimiento”, señalan los analistas, ya que un banco con menos capital disponible puede ver limitadas sus oportunidades para: invertir en nuevas tecnologías, financiar un crecimiento orgánico más rápido de la inversión crediticia si la demanda repunta fuertemente; afrontar nuevas exigencias regulatorias de capital que puedan surgir o expandirse a nuevos mercados o segmentos de negocio.
Al respecto de este último inconveniente, César González-Bueno, ha descartado “completamente” hacer adquisiciones en los próximos tres años, aunque no ha cerrado la puerta a que pueda participar en alguna fusión bancaria. “La adquisición debería pasar por una opa, y eso sí, lo descarto completamente. Las opas no suelen funcionar bien. No son una buena idea”, señaló en la rueda de prensa celebrada el pasado jueves para presentar los resultados del primer semestre del banco y su plan estratégico para el periodo 2025-2027.
Menor cintura para responder a cambios del mercado
Por su parte, el analista de iBroker, incide en que es importante entender que la estrategia de alta remuneración del banco catalán es una respuesta “directa y calculada” a la opa hostil de BBVA. “Sabadell está utilizando una de sus bazas más poderosas: demostrar que puede generar y devolver valor a sus accionistas por sí solo, haciendo la oferta de BBVA menos atractiva. Es una maniobra táctica para defenderse del asedio”, subraya.
A su juicio, la política de remuneración de Sabadell conlleva el “riesgo inherente de ‘descapitalizar’ parcialmente el banco en un momento en que la coyuntura económica global todavía presenta incertidumbres”. Cree que el banco catalán asume ese riesgo confiando en que sus proyecciones de rentabilidad son “robustas” y que la calidad de sus activos, debido a la baja morosidad, le permitirá afrontar el plan, pero “creemos que hay un riesgo real de que esta política de extradividendo y recompras pueda debilitar la solidez del balance del Sabadell si el entorno económico empeora drásticamente”.
Incide en que se trata de “una espada de doble filo, por un lado, es una defensa potente frente a la opa y, por otro, podría reducir la resiliencia del banco en el futuro. De esto se está hablando poco, pero es importante considerarlo”.
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