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¿Que 25 años no es nada? De la sucursal a la app y de la calderilla al casi adiós al efectivo: así ha cambiado la banca en este periodo

Publicado por La Razón y recopilado por Sindicato Alta - 09/09/2024  Última hora

 

Bizum ha alcanzado los 23 millones de usuarios. Dreamstime

La tendencia hacia una sociedad sin efectivo es particularmente evidente en países como Suecia o Noruega, donde más del 90 % de las transacciones se realizan de forma digital

En los últimos 25 años, el mundo de la banca ha experimentado una transformación sin precedentes, marcada por el avance de las herramientas digitales, la creciente automatización de procesos y el auge de las fintechs (empresas de tecnología financiera). Desde la aparición de la banca online en la década de los 90 hasta la predominancia de las aplicaciones móviles actuales, el sector financiero ha adoptado nuevas tecnologías que han redefinido la experiencia del usuario, la seguridad y la eficiencia.

La transformación digital de la banca

La introducción de herramientas digitales ha sido el principal motor de cambio en el sector bancario. A mediados de los años 90, la banca por internet comenzó a despegar, permitiendo a los clientes realizar transferencias, revisar saldos y gestionar cuentas sin necesidad de acudir a una sucursal física. Esto supuso una revolución en la comodidad para los usuarios, y con el tiempo, las funcionalidades se fueron ampliando para incluir operaciones más complejas.

Con la llegada de los smartphones, la banca móvil se ha consolidado como la plataforma preferida por los usuarios para realizar gestiones bancarias. Según estudios recientes, más del 75 % de los clientes bancarios en Europa prefieren usar aplicaciones móviles para gestionar sus cuentas. Las aplicaciones bancarias permiten hacer prácticamente todo: desde transferencias bancarias, pagos de facturas, solicitud de préstamos, hasta inversiones en productos financieros. Esta evolución ha sido impulsada por la mejora de las redes móviles, la implementación de sistemas de verificación seguros, como la autenticación biométrica , y la creciente digitalización de los procesos bancarios.

El uso de las aplicaciones móviles no solo ha simplificado las operaciones para los clientes, sino que también ha permitido a los bancos reducir significativamente el coste de operación, lo que ha resultado en la drástica reducción del número de sucursales físicas .

Fin del efectivo y aumento de los pagos digitales

Uno de los cambios más notables en el sector financiero en las últimas décadas ha sido la disminución del uso de dinero en efectivo y el auge de los pagos digitales. Las tarjetas de crédito y débito ya eran comunes hace 25 años, pero el verdadero salto llegó con la introducción de tarjetas sin contacto y la posibilidad de hacer pagos con teléfonos móviles mediante aplicaciones como Apple Pay , Google Pay o Samsung Pay . Esta facilidad para realizar pagos rápidos y sin contacto ha reducido la necesidad de llevar efectivo, especialmente en entornos urbanos.

Además, el pago mediante códigos QR y plataformas de pago online como PayPal, Bizum o Stripe han transformado las transacciones entre particulares y entre empresas. Durante la pandemia de COVID-19, el temor a la propagación del virus a través de billetes y monedas aceleró aún más la adopción de estos métodos de pago.

La tendencia hacia una sociedad sin efectivo es particularmente evidente en países como Suecia o Noruega, donde más del 90 % de las transacciones se realizan de forma digital. Sin embargo, este cambio plantea desafíos para ciertas partes de la población, especialmente los mayores, que a menudo tienen dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías.

La revolución del blockchain y las criptomonedas

En 2009, el lanzamiento de Bitcoin marcó el comienzo de una revolución financiera basada en el blockchain o cadena de bloques. Esta tecnología, que permite registrar transacciones de manera descentralizada y segura, no solo ha dado origen a las criptomonedas, sino que también ha abierto la puerta a nuevas formas de gestionar y verificar activos financieros.

Bitcoin fue solo el inicio: con el tiempo han surgido miles de criptomonedas y plataformas basadas en blockchain, como Ethereum , que permiten contratos inteligentes y la creación de aplicaciones descentralizadas. El blockchain promete una mayor transparencia y seguridad en las transacciones financieras, pero también ha planteado desafíos importantes en términos de regulación y fraude .

La adopción de las criptomonedas como medio de pago sigue siendo limitada, pero su creciente popularidad entre inversores ha impulsado un debate global sobre su legitimidad y sostenibilidad. Los bancos tradicionales han comenzado a explorar cómo integrar esta tecnología en sus operaciones, y algunos gobiernos, como China, están desarrollando sus propias monedas digitales basadas en blockchain.

Ciberseguridad y fraude digital

Con el auge de los servicios financieros online ha llegado un reto importante: la ciberseguridad . El sector bancario es uno de los principales objetivos de los ataques cibernéticos debido a la gran cantidad de datos personales y financieros que maneja. Durante los últimos 25 años, los bancos han desarrollado sofisticados sistemas de seguridad para proteger las transacciones online, como la doble autenticación , la encriptación avanzada de datos y la detección de fraudes en tiempo real .

Sin embargo, los cibercriminales han sofisticado sus técnicas. Los ataques de phishing , en los que los delincuentes intentan engañar a los usuarios para que proporcionen información confidencial, siguen siendo uno de los principales riesgos. Según informes recientes, el fraude bancario y los ataques de phishing han aumentado durante la pandemia de COVID-19, cuando muchas personas se vieron obligadas a realizar más operaciones en línea.

El aumento del fraude digital ha llevado a los bancos a invertir más en inteligencia artificial y machine learning para detectar patrones inusuales de comportamiento en las cuentas y prevenir posibles fraudes. Estas herramientas analizan grandes volúmenes de datos en tiempo real, lo que permite identificar y detener transacciones sospechosas antes de que se complete el delito.

La inclusión financiera y los retos para la población mayor

A pesar de las ventajas que ofrece la digitalización, uno de los principales desafíos ha sido la inclusión financiera . Con el cierre de sucursales físicas, muchas personas mayores han tenido dificultades para adaptarse a los nuevos sistemas digitales. El uso de aplicaciones bancarias o pagos digitales no es intuitivo para quienes no están familiarizados con la tecnología, lo que ha generado un sentimiento de exclusión entre parte de la población.

Diversos colectivos han denunciado que el cierre de oficinas bancarias ha afectado especialmente a las zonas rurales, donde el acceso a internet de alta velocidad es limitado y la presencia física de un banco es aún más necesaria. Para tratar de mitigar estos problemas, algunas entidades bancarias han implementado medidas como la alfabetización digital para mayores y la creación de canales de atención especializados para aquellos que no pueden o no desean utilizar servicios online.

Sin embargo, el cierre de sucursales parece una tendencia imparable. Según datos del Banco de España, en 2021 había menos de la mitad de sucursales que en 2008. Los bancos alegan que las operaciones digitales son más económicas y eficientes, pero esto deja a un segmento vulnerable de la población con pocas alternativas.

Fintech y la competencia a la banca tradicional

La aparición de las fintech ha revolucionado el sector financiero. Estas empresas tecnológicas han introducido soluciones innovadoras que compiten directamente con los bancos tradicionales en áreas como los pagos, los préstamos, la gestión de inversiones y las transferencias internacionales. Plataformas como Revolut , N26 y Monzo han logrado captar millones de usuarios gracias a sus interfaces sencillas y sus servicios accesibles.

Las fintech han llevado la personalización de los servicios financieros a otro nivel. Mediante el uso de datos y algoritmos, estas empresas ofrecen productos adaptados a las necesidades y el comportamiento de cada cliente. Los servicios de robo-advisors , por ejemplo, permiten a los usuarios recibir recomendaciones de inversión personalizadas basadas en su perfil de riesgo y objetivos financieros.

La rápida adopción de las fintech ha obligado a los bancos tradicionales a modernizar sus operaciones y a colaborar con estas startups para no quedarse atrás en la carrera digital. Aunque en un principio se las veía como competidoras, muchas fintech han encontrado oportunidades de colaboración con los bancos tradicionales, integrando sus soluciones en el ecosistema financiero.

El futuro de la banca: inteligencia artificial y automatización

La inteligencia artificial (IA) es otro avance que está remodelando la industria financiera. En los últimos años, los bancos han comenzado a utilizar IA para automatizar procesos , mejorar la atención al cliente mediante chatbots, y analizar grandes volúmenes de datos para identificar riesgos y oportunidades. Además, la IA está desempeñando un papel crucial en la prevención del fraude , al detectar patrones de comportamiento anómalos que podrían indicar actividades fraudulentas.

La automatización ha permitido a los bancos ofrecer una atención más rápida y eficiente, aunque también ha suscitado preocupaciones sobre la pérdida de empleo en el sector. Sin embargo, algunos expertos sostienen que la IA y la automatización no eliminarán puestos de trabajo, sino que los transformarán, haciendo que los empleados del sector se concentren en tareas más estratégicas y menos operativas.

En resumen, la evolución de la banca y las finanzas en los últimos 25 años ha estado marcada por la rápida digitalización, la reducción del uso de efectivo, la aparición de nuevas formas de pago y el auge de las fintech. Sin embargo, el sector también enfrenta retos importantes, como garantizar la inclusión financiera de los mayores y mejorar la ciberseguridad. El futuro del sector bancario dependerá de su capacidad para seguir innovando y adaptarse a las necesidades cambiantes de los consumidores en un entorno cada vez más digital y globalizado.

 

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