Oficina del BBVA. Europa Press

Tras la crisis financiera, el sector bancario inició una reestructuración que a día de hoy no ha terminado. La oleada de fusiones, con sus correspondientes despidos y cierres de oficinas, ha provocado que en España la red física se haya reducido prácticamente a la mitad, desde el máximo alcanzado en 2008, cuando había más de 46.000 sucursales.

Según los últimos datos del Banco de España, actualmente hay en funcionamiento unas 19.600, cifra que se reducirá notablemente cuando Santander comience a cerrar las sobrantes del Banco Popular, tras la integración tecnológica. El recorte general ha sido muy aplaudido por el supervisor, tildado, en ocasiones como "un importante esfuerzo".

En el último trimestre, los bancos españoles cerraron 426 sucursales adicionales y destruyeron 2.044 puestos de trabajos. Esto supone un recorte del 2,66% de las oficinas. El mayor recorte humano corresponde al Santander, con un descenso en 1.631 trabajadores, que supone dejar su plantilla en 30.682 en España. 

Por áreas geográficas, Cataluña es la comunidad autónoma más afectada, con tres de las cuatro provincias españolas que han reducido a la mitad la presencia de bancos en las calles. Barcelona es la más afectada, que pasa de 5.863 oficinas a 2.494. Tarragona, Girona y Castellón son las siguientes en el ajuste. 

Asimismo, la Comunidad Valencia ha cerrado un 49,5% del total de sucursales y Madrid un 47,4%. En las grandes urbes la banca está optando por clausurar las sedes más pequeñas y abrir áreas mucho más grandes, como es el caso de BBVA en el hotel Adler o CaixaBank en el edificio Axis.

Las cinco grandes entidades financieras españolas obtuvieron un beneficio neto conjunto de 7.227 millones de euros en la primera mitad de 2019, un 12% menos que un año antes, debido en algunos casos a los menores ingresos y, en otros, a los costes derivados de los ajustes acometidos.

Las cuentas de estas entidades -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell- reflejan caídas interanuales en sus ganancias en todos los casos, excepto el Banco Sabadell, que disparó su beneficio un 341% por las menores provisiones y la ausencia de costes extraordinarios de su filial británica, TSB.

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