Josep Oliu (i) y José Ignacio Goirigolzarri (d), presidentes de Sabadell y Bankia. (EFE)

El futuro de Bankia y Sabadell puede decidirse durante estos días en torno al Congreso de los Diputados. Que se forme Gobierno y cómo se constituya podrían variar el rumbo de la cuarta y quinta mayores entidades de España, cuya unión crearía el mayor grupo financiero por activos en el país.

Fuentes regulatorias y financieras señalan a El Confidencial que la fusión está diseñada y cuenta con el beneplácito de las autoridades. "Tanto Calviño [ministra de Economía] como Delgado [subgobernadora del Banco de España] verían con buenos ojos la operación, que también encaja a Goirigolzarri y Oliu", apuntan fuentes próximas al Banco de España.

Ninguno de los protagonistas hicieron comentarios, salvo Economía, que señaló que "no hay ninguna novedad en la postura del Gobierno respecto a Bankia". Esta es esperar a que mejore el mercado para privatizar, es decir, vender. Una fusión con Sabadell no implicaría traspasar títulos, sino convertir su participación del 61% en Bankia a una por debajo del 30% en la nueva entidad.

Los dos bancos ya negociaron en 2018, antes de que la moción de censura a Mariano Rajoy les dejara sin margen de maniobra. El propio presidente de la entidad catalana, Josep Oliu, reconoció en marzo que podría haber algo en el futuro: "Lo que está debajo de la mesa se podría plantear, pero hoy en día está bajo la mesa".

Desde el entorno de las entidades señalan que no hay nada ahora mismo en marcha, pero la posibilidad de que haya Gobierno pronto podría reactivar la operación, según las fuentes consultadas: "La fusión está medio diseñada desde hace tiempo, parada por la falta de un Gobierno estable. Ahora el análisis que se hace es acelerarla por si Podemos insiste con lo de la banca pública", apuntan desde un banco de inversión próximo a las dos entidades.

Condiciones y ventajas

De esta forma, una primera condición para que se produjera esta fusión es que se forme un Gobierno estable, algo incierto todavía a día de hoy. Y una segunda es que Unidas Podemos no tenga poder de decisión sobre el futuro de Bankia, ya que en su programa llevaba la re-nacionalización de la entidad y quitar de la presidencia a José Ignacio Goirigolzarri.

Una tercera condición sería el ''factor BBVA''. La entidad presidida por Carlos Torres ha trasladado a los mercados que tiene apetito por realizar adquisiciones. Y en el sector financiero se da por hecho que hay movimientos de las antiguas familias que controlaban Banco Bilbao Vizcaya —clan de Neguri— para tomar de nuevo el mando del banco, aprovechando la crisis de gobierno corporativo abierta por el caso Villarejo. La rumorología apunta también al interés del PNV por recuperar su influencia sobre BBVA, aprovechando la necesidad de Pedro Sánchez de obtener apoyos para su investidura. En estos supuestos planes Goirigolzarri sería el presidente de la nueva BBVA-Bankia. Las fuentes consultadas ven difícil, pero no imposible, estas teorías, salvo que el caso Villarejo impacte directamente a la actual cúpula de BBVA.

Al margen de esta potencial crisis de gobierno en el banco presidido por Torres, la vía BBVA tiene dificultades. Al no ser una entidad controlada 100% por el Estado, el Frob no tiene que hacer una subasta pública para fusionar o vender Bankia. Por ello, el banco de origen vasco tendría que ponerse de acuerdo con Goirigolzarri para una absorción vía emisión de nuevas acciones, en la que el equipo actual quedaría diluido; o lanzar una oferta en mercado, que en caso de ser en metálico generaría déficit al Estado, por las minusvalías que arrastra.

A la espera de lo que ocurra con estas tres condiciones —Gobierno, Podemos y BBVA— las fuentes consultadas coinciden en que la unión tiene sentido estratégico y de negocio. Para el Estado supondría dejar de controlar Bankia, algo que lleva pidiendo Europa mucho tiempo. Y podrían generarse unas sinergias de 600 millones para mejorar las cuentas y recuperar el pulso en bolsa, frente a un panorama complicado en solitario por los bajos tipos de interés.

Además, Bankia y Sabadell son complementarias por modelo de negocio —pymes la catalana e hipotecas la nacionalizada—, geográficamente y sus equipos se entienden bien. Entre las estructuras con las que se especula en el sector, está la de dar una presidencia de honor a Oliu; la presidencia a Goirigolzarri, que tendría que negociar con el BCE si su puesto es ejecutivo y con qué funciones; el CEO de Sabadell, Jaume Guardiola, como número dos; y el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, en un puesto relevante.

Otro punto a favor de esta operación es que es de las que menos solape de oficinas y recortes generaría en Cataluña, y que lanzaría un mensaje a la Generalitat de que un activo clave como Bankia se liga a una entidad de origen catalana.

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