Publicada por El Español y recopilada por Sindicato Alta - 06/11/2025 Última hora
La deuda pública española se elevó en el segundo trimestre del año hasta los 1,69 billones de euros, un 103,4% del PIB español. Ese cociente bajará a medida que crezca la economía, pero no así los intereses millonarios que se pagan por el volumen de deuda, que son cada vez mayores.
Según los datos estimados por la AIReF, el pago de intereses por sostener la deuda se va a colocar este año muy cerca de los 40.000 millones de euros, con una preocupante tendencia al alza.
Para hacernos una idea de lo que supone esa magnitud, es el equivalente a lo que Hacienda cobra a todas las empresas por el Impuesto de Sociedades, que grava sus beneficios. Un tributo al que se le limitan las ventajas fiscales de otros años y que no va a bajar de ese nivel.
Las estimaciones de la AIReF advierten que el pago de intereses va a elevarse cada año una décima del PIB hasta 2030, cuando será del 2,9%. Si tenemos en cuenta que en cinco años se puede llegar a un PIB de 1,9 billones de euros, el coste podría dispararse a 51.000 millones.
Hasta el año pasado, el mayor pago en intereses de la deuda se había producido en los peores años de la crisis financiera (2012 y 2013), cuando España estaba a punto de un rescate. Se pagaba entonces entre 36.000 y 37.000 millones al año. En 2024 ya se llegó a un máximo de 39.000 millones.
Frente a ello, desde el Ministerio de Economía y el Tesoro Público se ha asegurado en todo caso que la gestión "prudente" de las emisiones de deuda y la bajada de tipos de este año auguran un periodo controlado en el pago de intereses.
Es más, se prevé que el aumento del PIB permitirá recortar el peso de la deuda por debajo del 100% en 2030. Algo que se puede ver como un logro, pero que no oculta una subida en términos absolutos que no ha dejado de crecer y que paga más intereses.
La diversificación de productos a distintos plazos ha permitido al Tesoro mitigar en lo posible el coste anual de la deuda. Pero los intereses no han dejado de crecer desde 2021 en términos absolutos.
El último informe del Observatorio de Deuda Pública de la AIReF advertía de la dualidad que se ha generado en la curva de tipos según las emisiones a corto y a largo plazo.
Mientras que en los productos hasta tres años, las rentabilidades han caído en 2025 de forma clara, de la mano de la relajación de tipos marcada por el BCE, en el largo plazo las remuneraciones son mayores.
A su juicio, eso evidencia la incertidumbre fiscal en España en la próxima década y las necesidades de financiación que pueden suponer fenómenos como el envejecimiento de la población, entre otros grandes gastos.
El coste medio de la deuda a septiembre se colocaba en el 2,5%, nueve décimas menos que un año antes. Aun así, el coste medio de la deuda total en vigor se coloca en el 2,3%.
A pesar de las mejoras en la financiación logradas, la AIReF advierte que "los tipos actuales de emisión siguen siendo superiores al coste medio de la cartera viva, por lo que el coste medio de la deuda pública continuará aumentando gradualmente en los próximos trimestres".
Sin agobios por ahora
A pesar de la bajada de las rentabilidades, España cuenta todavía con una demanda fuerte de inversores en deuda pública, que suelen superar hasta cuatro veces la oferta en las últimas emisiones.
De hecho, el Tesoro ha recortado este año la emisión prevista de 60.000 millones a 55.000, los mismos que el año pasado ante la fortaleza de la economía y la subida de las afiliaciones.
Las emisiones de los últimos años a diferentes plazos han permitido alargar el plazo medio de vida de la deuda a unos ocho años, de forma que se evitan agobios de financiación a corto plazo.
Aun así, desde entidades como la AIReF o Funcas califican de muy preocupante la tendencia al alza que se ha iniciado en los últimos tres ejercicios en el coste de esos intereses.
En su informe sobre las líneas fundamentales de los Presupuestos de las AAPP para 2026, de la semana pasada, el órgano fiscalizador ya advertía que la evolución prevista de los tipos de interés "implica un incremento progresivo del coste medio de la deuda".
"Aunque las previsiones de saldos primarios y crecimiento económico a lo largo del periodo de previsión permiten continuar con su reducción, el peso de la deuda sobre el PIB continuará en valores elevados sosteniendo el gasto en intereses", dice el documento.