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Tras el desenlace de la opa del BBVA, la más larga en la historia bancaria española, en la que el grupo vasco solo logró hacerse con el 25,33% del capital del Sabadell, ha quedado en evidencia una de las principales debilidades del banco catalán: la ausencia de un núcleo estable de accionistas que lo proteja de intentos de adquisición no deseados.
Sabadell ya contó con ese respaldo entre los años 2000 y 2013, primero gracias a La Caixa, que facilitó su salida a bolsa, y posteriormente mediante un grupo de destacados empresarios catalanes. Sin embargo, el impacto de la crisis financiera y las ampliaciones de capital posteriores diluyeron ese escudo protector.
El presidente Josep Oliu expresó su intención de reforzar las alianzas estratégicas con Zurich, socio clave en el negocio de seguros, y Amundi, aliado en la gestión de activos, dos de los principales apoyos del banco durante los 17 meses de ofensiva del BBVA. Ambas firmas se mantuvieron fieles a Sabadell, y Zurich incluso declaró públicamente que no vendería sus acciones al banco bilbaíno, consolidándose como uno de los pilares de la defensa de Oliu.
El Banco Sabadell busca más accionistas
Actualmente, Zurich posee cerca del 5% del capital del banco, situándose como segundo accionista institucional tras BlackRock (7,37%), mientras que Amundi controla de forma indirecta alrededor del 1,27%. Según fuentes de la entidad, se estudian distintas fórmulas para reforzar estos vínculos, incluida la posibilidad de aumentar su participación o incluso facilitar su entrada en el consejo de administración.
El propio Oliu reconoció que los pequeños accionistas han actuado de facto como núcleo duro durante la opa, resistiendo a la oferta del BBVA y apostando por mantener la independencia de la entidad. No obstante, voces como la del presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, aconsejan reconstruir un accionariado estable y comprometido para evitar que el banco vuelva a quedar expuesto a futuras operaciones hostiles.
Paradójicamente, el principal inversor individual del Sabadell, el empresario mexicano David Martínez, también consejero del banco, optó por aceptar la oferta del BBVA, una decisión que contrastó con la resistencia mostrada por el resto del accionariado.
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